El altiplano de Montalbán, como otras regiones de Venezuela, guarda en su entraña fecunda, la memoria de los primeros pueblos que habitaron nuestro territorio.
Los grupos étnicos que poblaron estas tierras antes de la llegada de los primeros colonos, en donde hoy se encuentran las poblaciones de Montalbán, Miranda, Bejuma y Chirgua – micro-región de características similares – y que forman los Valles Altos de Carabobo, estaba habitada al momento de la llegada de los españoles por los indios Jirajaras, grupo belicoso que se distinguió por su coraje en la defensa de esta tierra, voluntad de resistencia, combatividad demostrada en sus luchas contra españoles por mas de 70 años.
Esta rama aborigen era descendiente del tronco Caribe, pueblo nómada, grupo aguerrido, resistente y tenaz que una vez llegado a la región se hizo sedentario y supo defenderla con fiereza y constancia durante largos años.
Habían llegado del Sur y desplazado en épocas lejanas a los primitivos habitantes de estos valles – posiblemente de origen chibchoide –. O tal vez a los arawuacos o araguas emparentados con los tacariguas o guaiqueríes, grupo que se sitió en las cercanías del Lago de Valencia.
Estos pueblos, tomando en cuenta los vestigios encontrados en la región, se dedicaron en principio a la recolección, la caza y la pesca y más tarde al cultivo de la tierra con preferencia el tabaco y el cacao hasta bien entrada la colonia.
Esa es la evidencia más notoria que se observa en los restos encontrados: construcciones en piedra e implementos de trabajo, vasijas y piezas de cerámica, armas y numerosos grabados.
Se supone que los Jirajaras llegaron a esta región desde Chirgua, poblando estos valles hasta Yaracuy. En su avance se hicieron fuertes desplazando a los primitivos habitantes cuyas huellas se encuentran presentes en todo el altiplano.
Los vestigios dejados por los indígenas nos señalan divisiones o cercas de piedra, ringleras megalíticas, montículos, puntos, arabescos, máscaras, rostros, canoas, formas animales, figuras humanas, la maternidad en gestación, morteros circulares y rectangulares, hachas, mazos, buriles y mas de 1.050 petroglifos.
Mas tarde a partir del siglo XVI, estos valles fueron poblados por los españoles: sevillanos y canarios, entre los cuales destacan los apellidos: Sesaro del Castillo, Salazar y Goñi, Gómez Pinto, Tortolero, León, Salvatierra, Acuña, Velasco, Silva, Soto y Monge, Vidal, Del Campo, Arocha, Hernández, Román, Terán del Castillo, Sánchez, Reyes, Ojeda, Henríquez, Oliveros, Rodríguez de Ortega, López, Ascanio y Tovar, Román de Vera, Del Campo y Castro, Jiménez, Díaz, entre otros; así como también por los negros africanos.
Los grupos étnicos que poblaron estas tierras antes de la llegada de los primeros colonos, en donde hoy se encuentran las poblaciones de Montalbán, Miranda, Bejuma y Chirgua – micro-región de características similares – y que forman los Valles Altos de Carabobo, estaba habitada al momento de la llegada de los españoles por los indios Jirajaras, grupo belicoso que se distinguió por su coraje en la defensa de esta tierra, voluntad de resistencia, combatividad demostrada en sus luchas contra españoles por mas de 70 años.
Esta rama aborigen era descendiente del tronco Caribe, pueblo nómada, grupo aguerrido, resistente y tenaz que una vez llegado a la región se hizo sedentario y supo defenderla con fiereza y constancia durante largos años.
Habían llegado del Sur y desplazado en épocas lejanas a los primitivos habitantes de estos valles – posiblemente de origen chibchoide –. O tal vez a los arawuacos o araguas emparentados con los tacariguas o guaiqueríes, grupo que se sitió en las cercanías del Lago de Valencia.
Estos pueblos, tomando en cuenta los vestigios encontrados en la región, se dedicaron en principio a la recolección, la caza y la pesca y más tarde al cultivo de la tierra con preferencia el tabaco y el cacao hasta bien entrada la colonia.
Esa es la evidencia más notoria que se observa en los restos encontrados: construcciones en piedra e implementos de trabajo, vasijas y piezas de cerámica, armas y numerosos grabados.
Se supone que los Jirajaras llegaron a esta región desde Chirgua, poblando estos valles hasta Yaracuy. En su avance se hicieron fuertes desplazando a los primitivos habitantes cuyas huellas se encuentran presentes en todo el altiplano.
Los vestigios dejados por los indígenas nos señalan divisiones o cercas de piedra, ringleras megalíticas, montículos, puntos, arabescos, máscaras, rostros, canoas, formas animales, figuras humanas, la maternidad en gestación, morteros circulares y rectangulares, hachas, mazos, buriles y mas de 1.050 petroglifos.
Mas tarde a partir del siglo XVI, estos valles fueron poblados por los españoles: sevillanos y canarios, entre los cuales destacan los apellidos: Sesaro del Castillo, Salazar y Goñi, Gómez Pinto, Tortolero, León, Salvatierra, Acuña, Velasco, Silva, Soto y Monge, Vidal, Del Campo, Arocha, Hernández, Román, Terán del Castillo, Sánchez, Reyes, Ojeda, Henríquez, Oliveros, Rodríguez de Ortega, López, Ascanio y Tovar, Román de Vera, Del Campo y Castro, Jiménez, Díaz, entre otros; así como también por los negros africanos.
http://montalbanweb.tripod.com/cultura_indigena.htm
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